El boliche (el bar), el club social, el gimansio, la peluquería, una
comida con amigos, o cualquier otro lugar donde los seres humanos nos reunimos
a charlar. Donde algunas veces compartimos causas justas, pero no siempre comentamos
y compartimos con rigurosidad intelectual o con datos fehacientes, pero si donde
sacamos a relucir todos nuestros prejuicios y donde opinamos de casi cualquier
cosa sin prurito alguno; donde se charla sobre todo lo bueno y lo malo de los
seres humanos.
En este ámbito privado, los comentarios, consejos, opiniones
o aseveraciones contundentes eran vertidas, discutidas y olvidadas en cuestión
de minutos. Difícilmente salgan de ese lugar y mucho más difícil lleguen a
oídos de los implicados en las historias.
Muchos sostienen que de las redes sociales emergen discursos
cada vez más radicales que exaltan el odio y la violencia y esto es motivo para
descalificarlas; y volvemos sobre la falacia de que todo tiempo pasado fue
mejor.
No es un tema tecnológico sino humano, como todo, al fin de
cuentas somos seres humanos. La tecnología es un vehículo, una herramienta que
utilizamos para muchas cosas buenas como la cultura, la información, el
entretenimiento, así como para tener esas tertulias en esta nueva era.
Pero las Redes Sociales son “El bar de la esquina del
mundo”, ese rincón donde muchos ni
intentan ser objetivos o imparciales; donde comparten lo que se les viene a la
cabeza como si fuese privado, como si solo hablaran con amigos íntimos o como
si eso fuese olvidado en un instante, donde cualquier comentario es escuchado
por otros discordantes .
Pero las discusiones en este boliche duran por siempre,
jamás se olvidan, parece que enervan posiciones y despiertan todo tipo de
fanatismo. Pero no es la tecnología, es nuestra condición humana.
Al fin de cuentas, debemos aceptar, hacer parte de nosotros
lo que decía Alvin Toffler en La Tercera Ola, “La comprensión de que ningún conocimiento puede ser completo y ninguna
metáfora perfecta es por sí misma humanizadora. Contrarresta el fanatismo.
Concede incluso a los adversarios la posibilidad de verdad parcial, y a uno
mismo, la posibilidad de error. Esta posibilidad se halla especialmente presente
en las síntesis a gran escala”.
“La síntesis a gran escala” que manera de describir las
redes sociales más de 20 años antes de que aparecieran. Aceptar que nuestra
opinión no es la verdad absoluta y que el otro no está completamente equivocado
es una necesidad urgente para bajar el nivel de violencia que a veces se
respira entre los habitantes del mundo online y que como siempre digo afecta el
mundo offline, porque los humanos somos cada vez más On y Off (HumanOffOn).
No son las redes sociales, somos las personas; que pasamos
de llegar a 5 o 6 pares de oídos, a miles o millones y con memoria de elefante.
Está en cada uno de nosotros, aportar un granito de arena para producir el cambio deseado
por todos.
Foto: Khalid Albaih (Flikr) CC BY 2.0