Dime con quien andas y te diré quien eres.
Esta frase que mi madre decía se ha convertido en un axioma de nuestra vida en red.
Internet y las redes sociales han redefinido este dicho popular, “Dime quienes son tus amigos y te diré quien eres.”
Lo que mi madre quería decirme, era que los comportamientos, las acciones y lo que el grupo de personas con el que yo me relacionaba dijeran acerca de mi, influenciaba sobre el concepto que la sociedad tenía de mi persona. Te condicionan como individuo.
Hace 25 años atrás, los grupos eran reducidos, y si alguno se iba de los valores establecidos por el mismo, simplemente se alejaba del resto del grupo.
La influencia se daba más que nada sobre la comunidad a la que uno pertenecía, o de ser de algún pueblo pequeño sobre el mismo; pero no iba más allá de esto.
Era una realidad en una cantidad pequeña de personas y pertenecientes a grupos con comportamientos más que nada extremos, agresivos, consumidores de droga, fanáticos por algo o alguien, simplemente introvertidos, o “los tragas” del secundario por ejemplo.
En las redes sociales como Facebook, Sonico, Flickr, Twitter, etc. eso no es lo común; muchas veces cualquier persona con la que alguna vez tuvimos contacto es un potencial amigo; estos suben fotos, comentan sobre ellos y nosotros, y comentan nuestros comentarios.
Esta información que antes era de carácter personal y privada que uno compartía en porciones bien diferenciadas en los distintos ámbitos donde interactuaba hoy es un cúmulo de información dada por uno mismo y por todos los demás.
Debemos tener un poco más de cuidado en lo que decimos, subimos o comentamos sobre nosotros y acerca de nuestra red de amigos. Por ejemplo, un grupo de estudiantes desarrollo un software con un 78% de exactitud para decir si un hombre es gay dada su red amigos en Facebook.
La vida privada de las personas ha pasado a ser pública, principalmente por responsabilidad nuestra, por desconocimiento y por la desinhibición que Internet y las redes sociales en particular genera en las personas.
Esta frase que mi madre decía se ha convertido en un axioma de nuestra vida en red.
Internet y las redes sociales han redefinido este dicho popular, “Dime quienes son tus amigos y te diré quien eres.”
Lo que mi madre quería decirme, era que los comportamientos, las acciones y lo que el grupo de personas con el que yo me relacionaba dijeran acerca de mi, influenciaba sobre el concepto que la sociedad tenía de mi persona. Te condicionan como individuo.
Hace 25 años atrás, los grupos eran reducidos, y si alguno se iba de los valores establecidos por el mismo, simplemente se alejaba del resto del grupo.
La influencia se daba más que nada sobre la comunidad a la que uno pertenecía, o de ser de algún pueblo pequeño sobre el mismo; pero no iba más allá de esto.
Era una realidad en una cantidad pequeña de personas y pertenecientes a grupos con comportamientos más que nada extremos, agresivos, consumidores de droga, fanáticos por algo o alguien, simplemente introvertidos, o “los tragas” del secundario por ejemplo.
En las redes sociales como Facebook, Sonico, Flickr, Twitter, etc. eso no es lo común; muchas veces cualquier persona con la que alguna vez tuvimos contacto es un potencial amigo; estos suben fotos, comentan sobre ellos y nosotros, y comentan nuestros comentarios.
Esta información que antes era de carácter personal y privada que uno compartía en porciones bien diferenciadas en los distintos ámbitos donde interactuaba hoy es un cúmulo de información dada por uno mismo y por todos los demás.
Debemos tener un poco más de cuidado en lo que decimos, subimos o comentamos sobre nosotros y acerca de nuestra red de amigos. Por ejemplo, un grupo de estudiantes desarrollo un software con un 78% de exactitud para decir si un hombre es gay dada su red amigos en Facebook.
La vida privada de las personas ha pasado a ser pública, principalmente por responsabilidad nuestra, por desconocimiento y por la desinhibición que Internet y las redes sociales en particular genera en las personas.